lunes, 24 de octubre de 2011

Sin título.



Se apura en un sueño meditabundo, intuye que no habrá en la faz de la tierra nada que desee más. Ve su libertad coartada por las cadenas que acaba de romper, le espera un camino yerto hasta el vestíbulo de sus contradicciones. No ama pero exige que le amen, espera a su presa rezando a los mil dioses llegar a la hora correcta. No hay deshonra alguna en hacer lo deseado, pero se lamenta no haberlo deseado más. Más todavía?
Acaba de cerrar las puertas de la infamia, pero le quedó abierta la ventana de la osadía, nadie le entiende cuando habla,  y ya no le preocupa, sólo obtener su parte, su anhelo.
Porqué la gente ansía lo que no puede tener, se pregunta mientras espera, desconoce la respuesta, entiende que esta vez obtendrá lo que quiere. No será mayor molestia que la de esperar acechante el momento oportuno. Sabe que el destino está de su parte, que la luna brillará más que nunca cuando comience la torpe actuación. Ya hizo sus conjuros para que todo salga tal cual quiere. Pero tiene algo roto en su pecho que no le deja en paz, algo rotísimo, que clama por su atención, mas no se detiene en ello, lo roto se repara tarde o temprano.
No hace frío en su interior, le pesa la idea del triunfo, con su libertad pagó el derecho de hacer, con su frugalidad pagó el derecho de actuar a antojo. Con un desdén sin igual vigila celosamente la zona de sus promesas, o mejor dicho, de lo que le prometieron. Ese alguien vendrá y lo sabe, lo sabe porque le estuvo llamando con el pensamiento. Y entonces, cuando ese alguien llegue deberá pagar con salud el precio de su afán. Nadie más vendrá a visitarle, cuando cae la noche es todo silencio, mas a la luz del día los ruidos no le dejan escuchar lo que sus sesos tienen para decirle. Suele comportarse amable con el sol, mas a la luna le exige todo cuanto es posible. Canta canciones de amor sin saber de qué se tratan, habla con la boca llena mirando la ventana, algún hombre o alguna mujer le han dejado de regalo la prueba de fe que tanto necesitaba. Ya no será más, cuando ese alguien llegue, se perderá para siempre. No lo sabe aún, lo sabrá cuando ya sea demasiado tarde como para no sentir la herida.  No lo entendió nunca, pero el incendio estaba en su interior y no quiso apagarlo, ya será demasiado tarde cuando todo quede completamente arrasado por el fuego. Sólo piltrafas de un mundo paralelo, piltrafas de su ego.
Nada le detendrá. Si se detiene ahora, perderá también la opción de optar. 

 Si le ves, no te acerques, no le oigas, no le mires. Tiene la vista perdida en el recuerdo de quien destrozó su corazón, grita contradicciones penosas de ser escuchadas, acude al lugar de la herida con la sobriedad de quien vela a un mero desconocido. No le hagas caso, es sólo el espejismo de alguien que no pudo con sus fantasmas. Obtuvo en vano de lo que no podía hacerse cargo. Mató al gato, pero se olvidó del ratón. Jugó con fuego y quemó su interior. No le hagas caso, hecha espuma por su boca con los poros dilatados llamando a la luna. Testifica que cuides tus deseos.




Este texto tiene unos añitos, pero me gustó mucho...

 

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