martes, 4 de octubre de 2011

Los siete pecados




Lujuria

Sólo con él...

El sexo porque sí, en cualquier sitio, a la vista de todos. Las ganas frenéticas de entregarse a otro y querer salir corriendo luego de consumado el acto. La  infidelidad en un pasado ya lejano, darse de lleno al placer carnal que como mujer, se me ofrece en bandeja de plata. Uno de los pecados más difíciles de controlar porque acaso la carne exige más que la razón.



Gula 

Lo quiero todo...

Exceso también. Comer, tomar, fumar, todo hasta el hartazgo. Beberse la vida, fumarse los sueños, comerse las tripas. Vino derramado, sorber hasta el final. Ahogarse en bocanadas interminables de humo.



Avaricia

...y todo para mí...

Egoísmo. Quererlo todo y sin compartirlo. Quedarse con los despojos sin siquiera mostrarlos. Intentar siempre tomar la tajada más grande que la vida ofrece.



Pereza

No molestar...

Salir corriendo de los lugares seguros cuando era tiempo. Evitar pensar en lo que ya no es problema propio. En no hacer lo que dicen que se debe, no por cobardía o rebeldía, sino por el desgano auténtico ante la obra mal hecha.



Ira

Ten cuidado del manso...

Añorado tesoro. Me destruye por dentro, pero no aflora, no escupe la mierda que se atraganta. Años de guardarla cual tesoro, que algún día estallará cual bomba nuclear. No quiera nadie estar allí en ese momento.



Envidia 
 
...de todas las otras bocas que te besaron...

De todo lo que me fue negado, pero perdono no tener aquellos dones. Pero nunca podré perdonar que otro se lleve laureles que podrían ser míos.



Soberbia 
 
si hasta puedo volar...

No la percibo, pero ella está, bajo estado latente, perturbada. A veces hace acuse de recibo, a veces explota en mil vanidades. La deseo, pero a veces abandona sus caballos de batalla. Pero siempre el ego, el gran EGO, viene a tomar por la fuerza, a expropiarse de toda la atmosfera, lo que le corresponde. Loor al ego.
 

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