viernes, 28 de octubre de 2011

Nómade


Soy nómade. No porque me lo haya propuesto sino más bien por lo que me tocó en suerte. Viví en siete ciudades, allí habité en cuatro departamentos, dos casas y cinco casas de familias (ajenas), estudié en diez escuelas distintas, mis estudios superiores, antes de recibirme, los realicé en cuatro lugares diferentes. Cómo no ser nómade? De hecho, hace ocho años que vivo en el mismo lugar, lo máximo que estuve en un sitio, y la verdad me asfixia bastante…
Una vez escuché a una mujer que había pasado por terapia de pareja antes de la muerte de su esposo, la terapista les hizo ver cuál era la gran diferencia entre ellos, y allí surgió una clasificación con la cual coincido. Hay personas “pájaro” (como yo), que anidan en un lugar determinado pero al tiempo emigran, luego encontramos las personas “árboles”, éstas echan raíces, crecen en un mismo sitio seguro y de allí no se mueven. Sé de personas que han morado más de cuarenta años en una misma casa, en un mismo barrio… cómo pueden hacerlo?? No digo que mi manera sea la ideal ni mucho menos, ni una ni la otra son malas, pero creo que la libertad y las vivencias de cada cual generan esta forma de encarar la vida.

A veces me imagino que algún día, tal vez, pueda comprarme una casa. Lo haría? Cómo podría vivir un resto de mi vida en un mismo sitio? No lo concibo en mi cabeza. Siempre la misma disposición de las paredes, puertas y ventanas, siempre los mismos vecinos… no, no es para mí. Por suerte elegí una profesión que me va a permitir esta forma de vivir y de ser que me tocó y que elijo.
Amo las mudanzas. Y hace mucho que no realizo una, te permite encontrar cosas que ni sabías  que estaban, permite tirar lo que ya no sirve, dejar lo viejo y empezar de nuevo en un lugar distinto. Algunos libros lo definen como algo sumamente traumático, supongo que habrá personas para las cuales sí lo son, pero yo no lo puedo entender, para mí es una fiesta, un momento de cambio, de mutación, de progreso si es para bien. Transmigrar.
Quiero vivir en más ciudades, en distintas casas o departamentos, quiero viajar, mudarme muchas veces, como parte de cambiar, cambiar hace bien, regenera, promete, abre caminos, esperanza.
Soy nómade y no sólo por lo que me tocó en suerte, sino también porque así elijo vivir. Porque sino me aburro, me estanco, caigo en una rutina deprimente. Ir al mismo kiosco durante ocho años va contra mi felicidad y mis principios, realmente soy de las que necesitan siempre nuevos horizontes. Y no sé si es bueno o malo (para mí es genial), pero así soy y así elijo seguir siendo.
A dónde me deparará la vida en los próximos años es incierto y eso, justamente, lo hace importante, divertido, me dan ganas de vivirlo. Si bien a veces necesito seguridad como toda la gente, lo incierto me revitaliza, es mi manera, acaso, de ser, de ser en este mundo, en esta vida, bajo este cielo.
Por eso soy un “pájaro”, la que vuela, emigra. Nómade al fin.


martes, 25 de octubre de 2011

Poesía.


Qué cosa es la poesía
Cuando se presenta ante nuestras vidas,
Qué cosa salvaje, loca,
Impermeable, nos acerca a ella.
Escribo para vivir,
Para exorcizar mis demonios,
Para cicatrizar heridas.
Poesía.
Mi salvación,
Mi cárcel,
Mi tortura,
Mi don.
Mi transferencia,
Mi legado,
Mi manera de pensar el mundo,
Mi forma de decir.
Qué haría yo sin ella?
Cómo podría sobrevivir
En este mundo
Sin la poesía?

Se nace poeta,
No hay caso,
Se nace y uno se ata
De por vida,
A un sueño extravagante
Que lo empecina,
Que lo lleva
Por oscuros laberintos
De vida y de muerte.
Sublimar.
Exteriorizar.
Gritar a los cuatro vientos
En versos
Lo sentido muy dentro.

Qué haría yo sin ella,
Qué haría el mundo sin ella?!
A dónde irían a parar mis sentires,
Mi verba, mi melancolía,
Mis sueños y manifestaciones.
A dónde se iría el tiempo
Si no es meditando
Frente a una hoja en blanco.

Necesito de su ternura,
Necesito sentirla crecer dentro mío,
Como una parte inextinguible
De mí misma,
Como un pasaporte único
A la eternidad y más.
Quienes reciten mis versos
Se ganarán sin duda
El mayor lugar en mi pecho.

Oh poesía,
Amada más amada,
Querida tan querida
Y sin embrago tan odiada.
Por demás mi vida te pertenece,
Mis arterias y venas son tuyas,
Mi lógica es de tu propiedad,
Entras donde nadie más entra,
Me posees brutalmente,
Y yo te agradezco.
Te acuno febrilmente en mis brazos,
Cada poema es un hijo!
Cada verso un retoño más
En el árbol de mi vida!

Oh poesía,
Mi amante fiel,
Mi amor supremo,
La gloria que persigo
En ruines sueños.
Me humillo ante ti
Clamando piedad
Al mismo tiempo
Me nombro tu lacayo,
Tu servidora, tu posesión.
Soy tuya,
Mas al viento pertenecen
Todas las palabras que arrojo en trazos
Y dirimo en segundos de éxtasis.
No hay droga mayor que la de convocarte.
Te nombro Poesía.





Delires etílicos.


No puedo cumplir mi promesa
No pude siquiera atinar a negarme.
Estoy bajo total dominio de sus garras,
Me embelesa como a un niño pequeño,
Ejerce en mí una presión inaudita.
Le habla a mis entrañas y ellas responden,
Le habla a mis sesos y ellos también responden.
No sé si tenga la fuerza necesaria
Para amortiguar su poderío,
No sé tampoco si quiera hacerlo.

Es como un vicio,
Escoria en el alma
De la que se le alimenta el numen
Y la desesperación.
Hace daño, y lo sé.
Lastima, cala profundo
En la angustia de vivir.
Se lleva lo mejor de mí
Y no lo evito,
No me amedrenta
Su letal andar.

Dime a qué antojo ahora
Me deberé aferrar?
Dígame alguien,
A qué santo rezar
Cuando el ama se inunda
De paradójico escozor?

Está en mi sangre,
Con sangre deberé pagarlo,
Mas ay! No me interesa una vida
Abajo del gran olmo
Observando contemplativamente
Todo el estrujo humano.
Yo voy más allá,
No por afán sino por necesidad.
Algo dentro mío me interpela,
Me somete a adjudicarme
La tormenta a los que otros escapan.
Me reafirma en mi propio sitio de mando,
Me resume como mujer débil a la febril poesía.
Se mete en mis entrañas
Y me estruje la memoria
Y me apaga la desolación
Y me invita a seguir,
Sin más fin que el fin
Sin más origen
Que la muerte en ascuas,
Que la fiebre en silencio,
Que el pesar fornicado
Por la mismísima pesadumbre de la vida.

Allá en mi altura máxima
El artefacto de mis venas anudadas,
Con litros y litros de espuma dorada
Echo por tierra el susurro único de la salvación.
Me declaro pecadora,
Exiliada de las promesas de salubridad.
Me declaro poeta y soñadora
Mas nunca me declararé derrotada por la pluma
Que me hace decir.







C.B. ahora te entiendo…


lunes, 24 de octubre de 2011

Sin título.



Se apura en un sueño meditabundo, intuye que no habrá en la faz de la tierra nada que desee más. Ve su libertad coartada por las cadenas que acaba de romper, le espera un camino yerto hasta el vestíbulo de sus contradicciones. No ama pero exige que le amen, espera a su presa rezando a los mil dioses llegar a la hora correcta. No hay deshonra alguna en hacer lo deseado, pero se lamenta no haberlo deseado más. Más todavía?
Acaba de cerrar las puertas de la infamia, pero le quedó abierta la ventana de la osadía, nadie le entiende cuando habla,  y ya no le preocupa, sólo obtener su parte, su anhelo.
Porqué la gente ansía lo que no puede tener, se pregunta mientras espera, desconoce la respuesta, entiende que esta vez obtendrá lo que quiere. No será mayor molestia que la de esperar acechante el momento oportuno. Sabe que el destino está de su parte, que la luna brillará más que nunca cuando comience la torpe actuación. Ya hizo sus conjuros para que todo salga tal cual quiere. Pero tiene algo roto en su pecho que no le deja en paz, algo rotísimo, que clama por su atención, mas no se detiene en ello, lo roto se repara tarde o temprano.
No hace frío en su interior, le pesa la idea del triunfo, con su libertad pagó el derecho de hacer, con su frugalidad pagó el derecho de actuar a antojo. Con un desdén sin igual vigila celosamente la zona de sus promesas, o mejor dicho, de lo que le prometieron. Ese alguien vendrá y lo sabe, lo sabe porque le estuvo llamando con el pensamiento. Y entonces, cuando ese alguien llegue deberá pagar con salud el precio de su afán. Nadie más vendrá a visitarle, cuando cae la noche es todo silencio, mas a la luz del día los ruidos no le dejan escuchar lo que sus sesos tienen para decirle. Suele comportarse amable con el sol, mas a la luna le exige todo cuanto es posible. Canta canciones de amor sin saber de qué se tratan, habla con la boca llena mirando la ventana, algún hombre o alguna mujer le han dejado de regalo la prueba de fe que tanto necesitaba. Ya no será más, cuando ese alguien llegue, se perderá para siempre. No lo sabe aún, lo sabrá cuando ya sea demasiado tarde como para no sentir la herida.  No lo entendió nunca, pero el incendio estaba en su interior y no quiso apagarlo, ya será demasiado tarde cuando todo quede completamente arrasado por el fuego. Sólo piltrafas de un mundo paralelo, piltrafas de su ego.
Nada le detendrá. Si se detiene ahora, perderá también la opción de optar. 

 Si le ves, no te acerques, no le oigas, no le mires. Tiene la vista perdida en el recuerdo de quien destrozó su corazón, grita contradicciones penosas de ser escuchadas, acude al lugar de la herida con la sobriedad de quien vela a un mero desconocido. No le hagas caso, es sólo el espejismo de alguien que no pudo con sus fantasmas. Obtuvo en vano de lo que no podía hacerse cargo. Mató al gato, pero se olvidó del ratón. Jugó con fuego y quemó su interior. No le hagas caso, hecha espuma por su boca con los poros dilatados llamando a la luna. Testifica que cuides tus deseos.




Este texto tiene unos añitos, pero me gustó mucho...

 

viernes, 14 de octubre de 2011

Caos


No sé cómo podré evitar el metal,
La sensación de que algo está mal,
La desidia de un día más sin cambios.
Necesito la verdad de las cosas,
El saber cómo se desarrolla la historia
A mis espaldas.
No quiero cerrar la puerta si no hay algo seguro.
Las costillas me duelen
Y nadie pregunta porqué.

No hay canciones para definirte,
No hay poemas que hablen de ti.
Sólo un minuto
Y el mundo cambiará.
No quiero perderme entre palabras bonitas,
No quiero asustarme por lo que no tiene cambio,
Por lo irreversible, por lo único.

No quiero derramar el vino agrio
No quiero vaciar mi cabeza en cualquier lado,
Pero sí quiero bailar en una esquina
Con el pelo alborotado
Y que llegue alguien y me salve,
Ahora y para siempre.
No pretendo cambiar el todo por el todo,
Pero sabes que necesito un cambio
Tal vez no, pero deberías saberlo.

Quiero tener en mi poder alguna certeza,
Quiero que me digas qué es lo que se esconde
Detrás de tu sonrisa.
Aunque bien sé
Que no tendrás dicho valor.
Lo sé
Y ese es el problema mayor.
O no,
¿Quién sabe?