miércoles, 24 de marzo de 2010

Sin título...



Es tan fácil lastimar
Es tan fácil ser lastimado.
Es tan fácil caer en la tentación,
Es tan fácil pecar.

Digo que no y me arrepiento
Digo que sí y no lo quiero.
El único amor es el amor al ego,
Sólo quiero la libertad.

Sería tan loco poder gritar,
Sería tan bajo escapar.
¿De qué me acusas
Si lo único que quieres es volar?

Digo que no y me arrepiento
Digo que sí y no lo quiero.
El único amor es el amor al ego,
Sólo quiero la libertad.

Quiero lastimarte de verdad,
Quiero gritarte la verdad.
Quiero que sientas lo que es
Esto que arde en mi interior.

Digo que no y me arrepiento
Digo que sí y no lo quiero.
El único amor es el amor al ego,
Sólo quiero la libertad.

Digo que no y me arrepiento
Digo que sí y no lo quiero
Digo presente, sigo mi juego.
Vuelvo de nuevo
Y no me pierdo.
El único amor es el amor al ego.
Sólo quiero mi libertad.



24/03/10.





viernes, 12 de marzo de 2010

El secreto de la primavera.





Tremenda experiencia,
Él no dijo la respuesta,
Pero creo que yo ahora la sé.
¿Cuál es el secreto de la primavera?
Pregunta aguda,
Pero concisa y clara.
De respuesta ambigua
Cada quien tendrá la suya propia.
¿Se me permite responderla?

El secreto de la primavera
Es un ruidito suave
Que resuena por todo el cuerpo.
Es verte reflejada en otros ojos
Y al verte saber que eres otra persona.
Es sentir que en un abrazo
Cabe el mundo entero.
Es presentir en tinieblas
La luz salvadora,
Abrirse, sin renuencias,
A la creación entera,
Es acechar al miedo
Queriendo caer en las garras
Del eterno sufrimiento.

La primavera guarda un secreto
Pero se me devela en cada hoja de papel
Que el corazón manda a fecundar.
Su secreto ya no es secreto para mí,
Lo tuvo bajo su dominio por años
Y ahora que lo sé
Ya nunca estaré a salvo,
Fue peligroso descubrir lo que ella oculta,
Mas nada nunca fue tan hermoso.


12/03/10.


lunes, 8 de marzo de 2010

Volver...




 Cómo están de cambiadas
las cosas amadas.
Cómo se diluyeron por siempre
todos los secretos guardados.
Todo cayó víctima
de un derrumbe fatal e indeclinable.
No quedó ni el árbol en pie,
sólo queda reconstruir de nuevo.
 Pero si hay algo de cierto
en todo esto,
si algo sí es real y contemporáneo,
si pese a todo, recomenzar es una palabra del diccionario.
Entonces podré decir
que vale la pena intentarlo.
Qué será difícil.
Que no será negociable.
Que habrá infinitas trabas.
Que jugarse será de valientes.
 Y si las dudas
no se comen a las certezas,
si era cierta acaso,
la promesa de un día más azul.
Si para volver a intentar
hay que volver a aprender
y volver a creer.
Si la palanca de cambio de la vida,
aun austera, se conserva
todavía en su sitio.
Entonces será momento
de crear un nuevo espacio,
de involucrarse con el presente
que a gritos pide,
la atención de quien escribe.
Y no habrá que hacer caso
a los miedos y silencios.
Y no habrá que pensar
en todo lo que se deja atrás.
Y renovar la esperanza,
voltear la página
y comenzar a contar
una historia nueva.
 Mis manos asustadas
y aún replegadas
con toda su urgencia,
reclaman hasta hoy
escribir aquel poema
que a mi pequeño numen
siempre se le negó.
 Aceptar de corazón
que en el lado oeste de la ciudad
no crecerán ya, flores para mí,
que un día cualquiera
-tal vez un martes a la tarde-
puede ser el gran día.
Y que, aunque me apabullen
las ideas, siempre quise,
a mi tonta manera,
la capitulación de lo que ahora callo.
 Debo sincerarme,
pero no podré hacerlo todavía,
un corazón peligroso late en mí,
un corazón, alguna vez,
herido de muerte.
Aún sangrante, aún doliente.
Y en tinieblas mi razón,
abandonada en un triste cajón,
temiendo a lo inexorable,
a lo ignoto que la dicha propone.
 Me reintegro al mapa
de los buscadores,
mil pecados me acompañan,
mil pesares me persiguen
y los miedos, como siempre,
me acorralan, me apuntalan,
pero será momento 
de encontrar la respuesta
a todas mis plegarias,
de abandonar los sitios seguros,
y a tientas, cegada por un rayo de luz,
avanzar midiendo los pasos
hacia aquello que me prometieron los años.
 Todo lo desgraciado se vuelve nada
cuando late en mí
el sacro tesoro
de aquello que desconocía.
Me lanzo, no necesito paracaídas
alguien, seguro, al final,
detendrá mi caída. 


(08/03/10)

lunes, 1 de marzo de 2010

Así me siento...



Renuncia,
palabra clara y concisa.
Renuncio,
renuncio a la tempestad,
a los sueños rotos,
a la ilusión que condena,
a la espera que esclaviza.
 Renuncio a las horas sin fe,
al tiempo perdido,
a lo que se aloja en mi pecho.
Renuncio a mi irracionalidad,
a la lírica que embellece,
a lo nunca dicho.
 Renuncio a la mirada
que aún no vi.
Renuncio a la foto alegre,
a la canción de amor.


 Y en todo caso,
me aferro a los días laborales,
a las mañanas frescas,
a las palabras que no lastiman
ni desdeñan.
Me aferro al pasado
cual un objeto simple
que me devuelve a la primavera.
Me aferro tiernamente
a lo sutil de un recuerdo,
a las salidas de emergencia,
a las ventanas siempre abiertas.


 No me caeré,
no esta vez,
un séquito de esperanzas -de algo que aún no conozco-
arrullan mis sueños.

(08/01/10)