martes, 31 de diciembre de 2013

Hasta cuándo?



Hasta cuándo los silencios como misiles,
Hasta cuándo la estrofa inacabada,
Hasta cuándo la desidia de lo no dicho,
Hasta cuándo estas manos llenas de nada
Que se desangran sólo por sostener
A un corazón herido de tanto supurar
Las miserias que le encomendaron.
Hasta cuándo la agónica espera por algo mejor,
El cumplimiento de lo sueños,
Hasta cuándo esperar por lo que me corresponde.
Hasta cuándo la epopeya de viejas hazañas ya caducadas,
Hasta cuándo vivir de rodillas
Para que otros puedan sentirse estar en pie.
Hasta cuándo los trenes vacíos que no conducen a ningún sitio
Y estos puñales cuales dagas ponzoñosas en el medio de la espalda
Que calan hondo en cuerpo y en alma.
Hasta cuándo los silencio y las mentiras,
Y todo hecho las medias tintas,
Y la pudredumbre de la siempre espera,
De la silla vacía, de la cama deshecha.
Hasta cuándo los sueños truncos,
Si acaso esta tierra me ampara,
Esta lucha, que es la de todos,
Late ferviente debajo de mi piel.
Hasta cuándo la sonrisa que nunca veré,
La poesía que no destila,
El grito mudo que siempre se atora
En mi garganta sin poder salir.
La blasfemia póstuma,
El último acto heroico.
Si mi sangre lleva la vieja epopeya
De haber andado por los malos caminos,
Por haber visto la miseria humana y no espantarse,
La sangre coagulada de un mundo mejor.
Hasta cuándo mis sueños sin cumplir,
Extasiados por argumentos estúpidos y sin razón.
La gente sabe doler y mis argumentos,
Para nada precarios,
Se me atoran en lo más profundo de mi ser,
Hasta cuándo la siempre espera,
La última pieza que no acaba de encajar.
Hasta cuándo la no libertad,
El falaz signo de la arrogancia dada
Por lo que pesa la balanza.
Hasta cuándo la obediencia debida
Si yo no acato argumento ajeno,
Al menos no bien justificado.
Este laberinto de ideas rotas,
De ideologías mancilladas
Allá en lo alto de la cruz
Hasta cuándo?
Si mi sangre lleva la lucha mis orígenes,
La negación absoluta
Al imperio de lo cosificador.
Si creo más en mis entrañas que en lo veo;
Hasta cuándo mantenerme al costado
De todas las cosas.
Hasta cuándo mi voz no cobrará ni voz ni voto,
Siempre un cero a la izquierda
Que no abre puertas ni cierra historias.
Hasta cuándo?
Hasta cuándo la tolerancia de lo que no tiene gollete
De lo mal anidado, del mundo diferente.
Si en la carrera dejé
Mi sangre estoica más fuerte que el acero mismo,
Más importante que la mediocridad de los mundos chatos.
El arte me llama, la honestidad con la que creo
No se vende, no se alquila.
Hasta cuándo vale más un billete
Que una vida vivida
Como sólo las  vidas reales saben hacerlo.
Hasta cuándo fingir el tocado,
Esperando siempre el puto halago.
Soy de otro palo,
Manos pequeñas pero fuertes
Para clavar la pala en mi tierra,
Esta tierra sagrada y bendecida,
También sangrada, también amanecida.
Yo viví y no lo lamento,
Hasta cuándo justificar lo que me hizo fuerte,
Lo que me hizo gente, lo que me mantuvo con los pies en la tierra.
Hasta cuándo yo y mi quebranto
En un maridaje perfecto.
Si de sobra me alcanzan los argumentos.
Me respalda la historia y lo ancestral
Que en mi pecho noble de mujer
Se mantiene intacto pese al daño.
Hasta cuándo el suspiro,
La ventana abierta,
El gregario misil que nunca disparo.
Hasta cuándo el llanto ahogado,
Lo irresoluto, lo banal, la escoria.
Hasta cuándo callar a lo que en mi pecho arde,
Hasta cuándo tendré que irme a dormir
Con pastillas y alcohol,
Si esto no es lo que elegí.
Pero aquí me planto, todo tiene un límite.
Argumentos no me faltan,
Pero solo ante un juez soberano
He de defenderlos.











martes, 24 de diciembre de 2013

"Tengo un rubi en las manos, es el mismo de toda esta vida..."


Esto es lo que yo viví. Esto es lo que me condena y me hace ser. Esta es mi historia y mi sangre. Mi ruego y mi fe. Otros podrían decir -¡Qué fácil fue!-, y sin embargo a otros… a otros los hubiera dejado en el camino. Estas son mis heridas y si bien duelen ya no las lamento. Así me tocó y así soy. Con mil defectos. Con algunas virtudes. Con el dolor de una vida sobre mi cráneo. Con mil voces preguntando -¿Cómo lo lograste?-
Y sin embargo, aquí estoy. Ni me enorgullezco ni hago de esto algo loable ni una tragedia sin par. Pero ante nadie me arrodillo. Eso lo puedo asegurar. Ya no. En el fondo soy de acero, y quien cuente conmigo cuenta con un arma de destrucción masiva. Soy lo que hizo el camino de mí. Triste camino, infinitamente doloroso y solitario. Pero acá me ven,  entera y en pie. Quién pudiera!
Al fin y al cabo hago lo que puedo. Siempre podría más ¿quién no? Y me mezco suavemente entre lo coherente y lo razonable. Soy este pecho que late. Y que en las peores circunstancias va a seguir latiendo. Soy este rostro inefable y que en el mayor mal no va a dejar de ser rostro. Aprendí a perderlo todo y a seguir adelante. Aprendí a no contar con nadie. Y a ser fuerte para poder dormir una noche más. Nada hay que me haga mella a esta altura. Me desollé viva una vez. Ya soy fuerte; aunque no invencible.
Cuenten con mis manos y brazos si de lucha se trata. Cuenten con mi sonrisa auténtica si de arte hablamos. Cuenten con mi presencia inalterable si amor es lo que sobra. Soy valiente en la batalla. Y lo juro, porque lo sé, que guerrera como yo no hay muchas.

Seré de corazón sensible, sí, pero cuando de guerra se trata soy dura y maciza. Roca viva hecha de mineral y sal.






Título: "Acantilados", Pacto de los Hotentotes.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Réquiem

"Si Dios no existe, ¿cómo es posible 
toda esta vida de más que tenés...? "
Torito es muerto- Indio.




Milito en este silencio,
Ahora que te has hecho cobardía.
Me empapo de mi propia alma
En palabras por decir.
Me voy a ir de tus días
Y verás que ya no sabrán
A infiernos helados.
Debo matarte
Asesinarte a sangre viva.
Nefasto fue tu paso por mi vida,
Mancillaste lo bueno, lo noble.
Y yo que creía
Que me hacías bien.
Yo que supuse
Algo bueno para mí
En esta tonta historia.
Toma tus desiertos,
Llévate tus horribles palabras,
Cómete esta última traición.
Seré sincera y breve:
ME DECEPCIONASTE.
Aun cuando no esperaba
Nada de ti,
Aun cuando la primavera
Entre nuestros mundos se secó.

Clavaste el puñal
Justo entre mis dos omoplatos,
A la altura del corazón
Pero por detrás.
Ya no me interesa tu bondad,
Bondades como la tuya
De nada sirven,
Ya no me interesa la historia,
La historia es pasado
Y a él ya no haré referencia.
Quédate con tus saludos,
Con los golpes que no supiste darme
-Hasta en eso fuiste cobarde-.
Quédate con tus placeres
Sin razón ni noción.

No titubeo:
ME DECEPCIONASTE.
Y mis expectativas no eran tal altas,
Mi dicha nada costaba,
Pero aun ausente
Sólo sabes perder conmigo.
Y ten por seguro
Que en esta vida
Todo ha de pagarse.
Te devuelvo tus estúpidas palabras,
Tus inútiles clichés,
Te devuelvo tu infamia
Y toda la seudo sabiduría
De la que te hacías eco.
No quiero nada de tu persona,
Tus sequías, tus rencores,
Tus despechos, tu corazón helado.
Te devuelvo tus horas
Horas perdidas para mí.
Te entrego tu miseria y amargura
Y todo tu abandono.
Jamás me sentí tan sola
Como cuando estaba en tu compañía.
Cierro los ojos,
Abro mis brazos,
Te libero, me libero.
ME DECEPCIONASTE
Nada me queda ya de ti.
Hasta acá llegué, acá me planto.
BASTA PARA MÍ
Basta para todos.





12/08/13

Más allá.


La sociedad en la que yo creía ya no existe. Hoy se subleva contra todo lo ancestral la manera nueva de hacer las cosas.
Me imaginaba revolcándome en una alfombra, galante y tierna la mano que perfuma. Dulces y gentiles las risas que abrigan.
Esos autos no conducen a ninguna parte. Lo verdaderamente cierto es lo que en el pecho arde.  Las gentes se guían y se desviven por un sueño que los amarre. Y así se amarran a las ganas de dormir, al deseo (ya pretérito) de jugar a soñar. Y se come sin hambre en el yugo siniestro que nos domina y fulmina. Importa más la cama que el sueño. Y así, trunco, se va quedando en el camino el afán de ser quién uno es.
¿A dónde van esos gentíos? Compramos descanso y abrazos. Y al hombro del bien amado no nos podemos acercar sin sentir el volátil vacío de estar solos y desarraigados en un mundo que no parece hecho para humanos.
Un redondel en el calendario nos permite comer de más. Una tía lejana llama para vísperas. Y todo no es más que una supervivencia lacónica y banal.
¿Hay algún sentido más en todo esto? ¿Hay  algo más allá que se me escapa entre monitores y hojas en blanco? ¿Puedo yo ofrecerme un instante de total voluntad? ¿O siempre estaré amparada bajo el techo de la necesidad? ¿El camino es la respuesta aun con sus peligros y renuncias? O, acaso, ¿un proyecto de vida ajustado a la norma, a la diestra de un Buen señor? (¿quién?)
Ardo en expectativas ajenas y propias: déjenme ser. Me busco y no me encuentro. Más allá de este encierro y esta rutina hipócrita teñida de un falaz deber, debe haber algo más: el maridaje exacto entre ser y poder. Quiero ¿Podré?




17/12/2013.