viernes, 15 de enero de 2010

Hablemos claro.







 Yo juego con las palabras,
las pongo y las saco.
a mí manera les rindo culto.
Son mi expresión,
mi manera de entender el mundo.
 Las poseo, las multiplico,
las invento, las sueño.
Dejo que entren en mí,
que hagan eco en todo mi ser.
Las festejo, las gasto un poco,
las hago de mi propiedad,
las acaricio tiernamente.
 Ah! Pero hoy ellas me duelen,
no saben decir lo que mando a callar,
se contienen tiesas en mi garganta
exploran todo mi cuerpo por dentro.
Dejarlas salir, esta vez,
sería mi peor error.
 Sin ellas no soy nada,
no puedo comprender
lo que pasa a mi alrededor.
Qué importa que las miradas,
las manos o el cuerpo
también hablen,
qué importan los hechos y gestos,
si sólo razono con ellas.
 Hoy me lastiman y me pesan,
me arden en las extremidades,
nadie pronuncia las adecuadas.
Nadie osa decir lo que quiero oir.
Ni de mentirita ni en juego
ni en broma casual.
Ellas no están y eso es todo.
 Mas sé que, aunque no las diga
ni las escuche,
ellas, las palabras,
siguen siendo de mi entera confianza.
Me valen más que todo.
Asique verás,
que de todas elijo tan sólo una
para que quede siempre conmigo,
ésa que sí me atrevo a pronunciar,
a gritar si es necesario -aunque no la sienta-.
Me quedo con el NO.
NO, una de las pocas palabras
que libera y no perturba la calma,
y si lastima lo hace sólo conmigo.
 Debo ser yo, y sólo yo,
quien la pronuncie.
NO! no en el techo,
no en el suelo,
no en los árboles,
en las estrellas y en la luna.
No en todos los idiomas,
no en las escalera y en las paredes.
 No, por ti y por mí,
no, por la historia,
no, porque tampoco quieres tú,
no, porque me obligas
a afirmar cada tonta pregunta
con un triste y no sentido NO.
 No estoy confundida,
no estoy triste,
no estoy feliz,
no creo en la ilusión,
no creo en nada más allá de hoy,
no tengo razón
si te pienso un sí.
No, te declaro,
no por todos lados
y me salvaré.
 Se me fue todo el valor
y se me arraigó la prudencia,
jamás podría esbozar un SÍ
porque tengo la certeza
de que éste me fulminará en plena calle.
El SÍ le quedaría lindo a tus labios,
mas a mí me condena.
 ¿Jugamos a las palabras?
Juego a perder
y tú a ganar.



15/01/10.

3 comentarios:

  1. Me agrada, bien tramado.
    Enseñarnos a negar es una de las cosas que deberían enseñarnos temprano.
    Jugar con la palabras es jugar con la imaginación, y hoy demuestras ser una artesana de la palabra, ¿No?

    Bs.

    ResponderEliminar
  2. Muy buen blog te voy a seguir joven muchacha

    ResponderEliminar
  3. Tenés muchas palabras aquí y muy bien hiladas. Buen poema, Gisela.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Siempre serás bienvenido en Mi Pequeño Mundo