martes, 5 de enero de 2010

Sin título y algo vieja...



Ella y él.



Él le dona un riñón


Ella escupe su hígado por él.


Él la toma de la mano


Pero la suelta al llegar el tren,


Ella nunca se olvida,


Sacó la memoria de papá.


Él necesita el universo


Para sentirse eterno


A ella dos palabras de él


Le bastan para ser infinita.


 Él nunca vio la nieve,


Ella huye del sol


Y así sin ton ni son


Dos almas muertas


Se vinieron a encontrar.


Él le tiende palabras hurtadas,


Ella hace flores con los dedos,


Él gime de placer,


Ella suspira de amor.


Él ríe cuando cae el sol


Ella muere cuando llega la noche.


 Ella es un alma oscura,


De aquellas que viven en un callejón,


Él es de lo que viven del lado de la luz.


Ella tiene las certezas


De morir de amor,


Él nunca supo lo que era eso,


Ella lo pena y luego lo abraza.


Él viene a inquirir el secreto de la primavera,


Ella no lo sabe, entonces lo inventa


Y así juega un juego maquiavélico


Con el único fin


De perpetuarse en aquel cuerpo


Que para siempre le será ajeno.


 Pero como justa es la vida,


Justas son las circunstancias


Que unen porque sí


A dos seres desconocidos.


Sabrás que la marea


No trae lo que no sirve,


Sólo observa el lado bueno


Y verás que donde no disfrutas


Más se aprende


Y donde más se llora


Más fuerte se hace.





 Vencida


Sin ganas de un día más


Con la esperanza gastada


De tanto esperar,


Con la mirada obnubilada


En el horizonte infinito:


Así, de pie ante la vida,


Te reclamo, fría y sórdida,


Una última valentía.


Vuelve al lugar que más amé la vida


Y dime cómo vivir


Ahora que me sé por siempre tuya


En el infinito más absoluto.


Tú, mi eterno retorno,


Yo, tu eterna condena.







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