domingo, 10 de enero de 2010

08/01/10





Una foto nada más
y la historia me pesó.
Se fueron al demonio
los años y almanaques,
sólo quedó un espacio vacío
de lo que no pudo ser,
de lo que nunca entendí.
Dicen que la mente
a veces juega malas pasadas,
pero contigo perdí el credo
en cuanto a todo lo que me rodea.
Debo confesarlo ahora:
fuiste terriblemente importante.
Importante como pocas
personas lo son,
de una manera abnegada,
sumisa y rebelde a la vez.
Opuse resistencia al principio,
pero como siempre ocurre
el corazón le gana la batalla
a mi torpe cerebro
-la historia de mi vida-.

Desdeñaste todo cuanto pudiste,
quise herirte de muerte
y apenas sí te rocé.
Quise amputarte brazos y piernas,
y no hice más que decirte
feroces palabras que ya no nombro.
Cómo se puede caer tan fácil?
Una fotografía basta?
El mundo se limpia y  ya?

 Hoy mi corazón es una fortaleza,
impía, solitaria, inaccesible;
no volverás a entrar,
tenlo por seguro.
Pero en mi cabeza resuena aún
esa imagen que un monitor me devolvió.
 Estoy cansada, verás.
Hace tiempo que dejé para otros
esas batallas cuerpo a cuerpo.
No me interesa dirimir
insustanciales sentimientos
con ninguno de tu especie.
Mas fue distinto esta vez,
el rencor desapareció,
sólo hay paz y ese absurdo ¿deseo?
de querer volver a verte.
 Tenerte enfrente,
y tal vez diría algún perdón,
que me expliques algo
del desquicio que armamos.
Tocar tu frente,
escuchar tus latidos:
saberte vivo, en fin.

 Yo aquí ando por otra latitud,
creyendo que el amor
no es más que un invento moderno
del tonto de Shakespeare,
mordiéndome las uñas
para no salir corriendo
y abrigarme en un callejón sin luz
y tomarme a solas
la última copa dedicada a Eros.
 Pero tú eres diferente,
contigo no puedo perder.
Eres como una ensoñación,
como una voz lejana
-que aún recuerdo-
que atraviesa mis oídos
y me pierde en el dulce pasado.

 Quisiera también contarte cómo
cambió mi vida en este tiempo,
pero no tendría el más mínimo sentido,
nada importa en realidad.
Me quedo con la historia
que alecciona y no lastima.
Con aquel caos personal
en el cual me sentía viva.
 Mientras tanto,
serás mi amuleto de la suerte,
el nombre que evocaré
cuando otro se adelante,
los labios que besaré
cuando otras bocas me besen.
Tú y sólo tú
me cuidarás de caer,
tu recuerdo inundará todo saber.
Serás -sin saberlo-
el guardián que vele celosamente
por mi escondido corazón.
Serás mi escudo
para que nadie profane
aquello que juré defender.
 Ahora concluyo sin más,
sin enfrentar ya
obstáculos tristes de poesía.
Total que camas y recuerdos
muchos hay,
pero memoria tan sólo una!
Tuya siempre:
la que escribe.

3 comentarios:

  1. hoy debo preguntar quién es la persona que te inspira semejantes creaciones líricas. Es una danza entre palabras multiformes, adyacentes, lo haces todo hermoso

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias! Tus comentarios siempre me alegran el día. En cuanto al quién me lo reservo, fue alguien que conocí hace muchos años... Y dicen que uno siempre vuelve a los lugares en que más amó la vida (sobre todo cuando el presente duele)

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. y ahi esta lo dificil de no poder decir adios por completo...
    " el no poder olvidar"...

    dificil lo se u_u...

    hermoso poema mujer!
    un abrazo!

    ResponderEliminar

Siempre serás bienvenido en Mi Pequeño Mundo