lunes, 12 de septiembre de 2011

Esa maldita palabra

Hay una palabra que me ronda por la cabeza, una palabra que todos utilizamos varias veces al día, una palabra cuyo significado tal vez no conozcamos del todo.

Un programa de TV que veo asiduamente le da un tratamiento especial. En una reunión de trabajo donde definíamos un emprendimiento propio, intentamos generar una conversación sin utilizarla, mientras que la otra vez surgió de manera especial en una conversación íntima. Ahí está, la palabra esa: PERO.
Gramaticalmente se trata de una conjunción adversativa restrictiva, o sea, en criollo, une dos elementos de una misma oración, oponiéndolos sin excluirlos. Ejemplo: “María es simpática pero es fea”. Acá lo que decimos es que sí, es simpática y sin excluir esa cualidad, agregamos que es fea, sin embargo no decimos que es “simpática y fea”, sino que oponemos, contrastamos de algún modo, que si bien es simpática es fea. Con lo cual, el primer adjetivo cae tristemente en desgracia; nos quedamos con la fealdad de María y no con su simpatía.
Ahora bien, cuántas veces nos ponemos peros. Quiero hacerlo pero no puedo, pero no tengo tiempo, pero a veces no me dan ganas, pero no sé cómo se hace, pero y pero y pero… Listas y listas interminables de peros. Es bueno y lindo, pero no sé si me quiere, pero no acepta compromisos, pero tiene pelos en la espalda, pero y pero….

Se me hace que ya es hora de desterrar esta palabra de nuestro vocabulario, sustituirla por otras palabras que sí nos hagan bien. Quiero hacerlo, y si bien no sé si puedo, voy a intentarlo. Quitar el pero no sólo vuelve a nuestras oraciones positivas y  más explicativas, sino que también nos deja lugares abiertos a la duda, y no a un simple pero no.
Desterrar el pero de nuestras vidas, sin negar u oponer cada cosa que decimos, sin mandar mensajes corruptos, sin dar espacio a la negación, sencillamente eso. Basta de peros, me propongo vivir una vida distinta, no quiero que mi cerebro la escuche saliendo de mi boca, no quiere autodiscriminarme de las cosas que sí podría hacer.

Prueben con mantener una conversación fluida sin utilizar esta palabra, y todo de repente, cambia de sentido.







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