domingo, 6 de septiembre de 2009

ANTONIO GALA- "LAS AFUERAS DE DIOS"




"Convertirse en un ser humano no es algo que se consiga de pronto, ni sin voluntad, ni sin esfuerzo.Es el resultado de un trabajo larguísimo. Muy pocos lo concluyen.

A menudo verás junto a ti gentes que creerán ser felices, que incluso lo serán a su manera, o quizá a una manera que les será impuesta. Si tú también te sientes feliz y nada te preguntas, no leas los papeles que acompañan a esta carta: no eres tú su destinatario. Pero si te desgarra el aullido de un mundo en el atardecer, de un mundo ajeno al sol que existió un día, que tiene frío y que no entiende, o peor, que sospecha que nada hay que entender; el aullido de un mundo que sufre sin que nadie vele su sufrimiento, sin que nadie lo torture tampoco, sin que nadie lo observe con una sonrisa de complacencia o de malignidad; el aullido de un mundo en el que todo cuanto sucede no es siquiera una broma gratuita porque no hay quien le gaste esa broma, porque sencillamente nada tiene el menor significado, entonces sí, entonces dentro de ti ha brotado la semilla del hombre, porque lo humano es la duda y la búsqueda. Lo humano es no ver la cara de ningún dios y, pese a ello, anhelar la serenidad para actuar serenamente; no buscar cubrirse las espaldas con una vida póstuma y, a pesar de eso, vivir valeroso ésta. Tal desolación es el reino del hombre, hijo mío, que se halla, como todos los reinos, al borde de un derrumbamiento.

Tendrás muchas alegrías y penas, y buscarás respuestas insondables que no te serán dadas, aunque en cada rincón del extenso mundo un presente de belleza exhibirá, con pudor, el secreto de la vida. Son tales presentes los que te darán sus pequeñas respuestas. Si no las desperdicias, un día te inundará la más grande, cuando seas sincero contigo y sencillo con todos. Aun así, te hallarás solo en medio de la multitud, estrepitosa, y solo contarás con tu amigo interior, que eres tú mismo, más allá de veleidades y emociones, más allá de la vida y de la muerte, fluyendo con ellas y entre ellas hacia algo que hemos dado en llamar Dios.

Si desde tu soledad entregas lo mejor de ti, no estarás realmente solo, porque serás un reflejo de lo verdadero, de lo bello y de lo bueno que alumbra lo más recóndito de cualquier existencia. La compañía se produce cuando el espíritu asoma a unos ojos y ve a su alrededor hermanos; no cuando se encarcela, o se fanatiza, o se animaliza abandonando el contacto con la vida que le fue asignada. Ama, por tanto, la compañía, porque te multiplica, y ama la soledad porque te engrandece. Avanzarás entre las dos para encontrarte contigo y con los otros. Pero no ames la compañía de manera que te aleje de ti, ni ames la soledad de manera que te aleje del mundo, de este mundo tuyo que te correspondió, para refugiarte en otros pasados o futuros. Y ten la seguridad de que la muerte no es liberadora ni condenadora: es sólo la consecuencia de tu vida.

Ojalá seas un hombre imposible de reducir a fórmulas ni a números, exento de las estadísticas. El hombre que padece el hervor de las rosas y la armonía de los astros y la insatisfacción de las interrogaciones y la curiosidad sin fin. El que confunde su pasión con la del verano y su voz con la del mar. Un hombre que sea libre sin ser rico; fuerte, sin usar uniformes; heroico, sin tener que morir; justo, sin necesidad de creer en la perdurabilidad; solidario, sin estar vigilado; superior, sin ser cruel. Acaso algún día me lo oíste decir: ignoro si el mono, perfeccionándose meticulosamente, llegó a hombre; pero creo que el hombre, si se perfecciona, llega a Dios. La divinidad no está en la omnipotencia, ni en la eternidad, ni en la inmutabilidad: ser Dios quizá consista en ser hombre hasta las últimas consecuencias: la creación no está acabada.

Recuerda siempre que, si a un hombre pueden considerarlo un deshecho los otros, la humanidad entera es un estercolero. La falta de responsabilidad individual es atractiva: se descansa en ella; pero es una derrota que debes rechazar. Ninguna obediencia puede ser absoluta: ni a una religión, ni a un poder, ni a un amor. Ser hombre es no arrodillarse nunca ante otros hombres, y en cierto modo transgredir o poder transgredir. Si los hombres fuesen verdaderos, no habría guerras. Acaso la convivencia, al ser diferentes se hiciese más difícil; pero las guerras se harían imposibles. Acaso los avances tecnológicos serían más lentos: pero progresaría a su nivel el hombre, no como hoy, y desaparecería el riesgo de la barbarie al triunfar la unidad de la vida. El individuo es quien sufre, quien se impacienta, quien fracasa; la especie es la que espera. Quizá el individualismo sea un pecado contra la naturaleza, pero el hombre es la naturaleza y un poco más. Un náufrago ahogándose en el mar es más grande que el mar, porque el náufrago sabe que se muere y el mar no sabe que lo mata. Ahí está la tragedia del hombre y su magnificencia: ser esperanzada y desesperadamente él mismo, contra los otros a menudo, pero también en beneficio de ellos".




4 comentarios:

  1. Muy bueno lo que dice. Se me ocurren varias frases de gente... pero las mas grosas son "todo esta en la mente" y "el hombre es el lobo del hombre"

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  2. entretenido texto.., te dejo las gracias por tu visita-
    saludos!!!

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  3. A vos te gustan los locos, mirá si los conocés a ellos.
    http://lacolifata.openware.biz/index.cgi

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  4. cuanta belleza...¡¡¡

    poco mas que añadir....

    tambien me ha gustado mucho como te decines...sobre todo por tu sinceridad....aunke somos tan pero tan fdiferentes...¡¡¡

    un abrazo desde el sur

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