martes, 23 de octubre de 2012

"No es difícil encontrar el paraíso en la oscuridad."


Todavía que resisto 
A la absurda tentación
De pisar el freno y pasarla bueno 
Disfrazarme de alguien que no soy.
Guasones.







Perdimos el paraíso,
Las ganas frenéticas de jugar,
De reír, de correr a nuestras anchas
Por el mundo.
Nos llovió la nostalgia,
Los sueños rotos, la melancolía
De no saber a dónde llevar
Nuestro cuerpo cansado de andar.
Me dijeron que de este lado estaría mejor,
Me hicieron creer que así era la vida y ya.
Pero sé que hay algo más,
Yo lo viví, lo vivimos…
Estábamos a merced del tiempo
Pero así se sentía bien,
Así valía la pena,
Así era al fin y al cabo.
Nos prometieron los jardines
Colgados de frutos maduros,
Nos prometieron un mundo de sensaciones sin par,
Pero me quedé sin nada
A la vera de un camino triste.

Yo, que confería a cada cielo
Un nombre en particular,
Un sentido, un sentimiento.
Yo que hacía pócimas mágicas
Con todo el veneno que me tenia que tragar.
Destilaba de mis manos pura savia
Que ejercía en mis huesos
Un efecto restaurador.
Pero me echaron de mi Infierno personal.
Allí donde cada quién jugaba a su juego.
Donde cada quien era quien quería ser.
Ni había límites, el límite
Siempre estaba más allá,
Donde no lo podíamos alcanzar.

La piel era nuestra eterna devoción,
Depredadora de ilusiones rotas,
Era la vena, la sal, la neurociencia
De la no empatía, del no saber.
Mi norte era la proeza incumplida,
Mi camino las glorias muertas del pasado.
Mis ojos ciegos me mostraban
La algarabía de un mundo
Hecho a la medida de mis pulmones.
Oh! Qué bello infierno era mi Infierno.


No había más que nuestras manos
Vitoreando un momento único,
No era yo la que hablaba,
Era mi versión mejor,
Era el sueño frenético  
Que para andar no necesita
De un puñado mojado de mojigatería.
De mis altares el de mi carne
Era acaso el mejor,
Pero calla ante el viento
Y ante ellos,
Que lo nuestro sólo fue
Un peregrinar bajo la lluvia
Al ara mismo de la esclavitud
De nuestras miserias mundanas.




22/10/12.



Título: "El límite", Melendi.

1 comentario:

  1. TE ENTIENDO, NOS ACOSTUMBRAMOS A LA TRISTEZA, AL INFIERNO Y CUANDO SE VAN APAGANDO LAS LLAMAS DEL DOLOR NOS QUEDA UN TREMENDO VACÍO QUE MUCHAS VECES ES PEOR QUE EL MISMO DOLOR!

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