viernes, 17 de febrero de 2012

Pouvoir de la vérité


  Por qué decirlo si lo puedo escribir? Por qué gritar de rabia si esa misma rabia se puede esconder en bellas palabritas? El alfabeto entero hoy me pertenece... Hoy es todo mío y esta vez no voy a parar. Por esta vez voy a hacer la excepción; no tienen fecha estas palabras, no tienen mesura, ni espacio ni tiempo, son efímeras, son desde siempre, son amortiguadas, tan sólo, por la incongruencia de las manos que las arrojan cual plaga al seno mismo del universo.
 Cómo decir en simples fonemas austeros lo remilgado de mi conciencia que no me deja en paz, es tal el saber que me arruina el querer diario, y en la fe nueva deposita intrigas! Y no hay quimera capaz de sacarlo de aquí. Empezaré por decir tales cosas, que a todo refieren, y que en definitiva las cobijo en lo funesto de mi pecho. 
foto propia

 Hay cosas que se llevan a cabo con los ojos de la razón cerrados y la emoción del sentimiento amarrados a eso que no tiene nombre. No hay para los infames tanta traición como la de traicionar su propia infamia. Pero hay cosas que son mejor callarlas para siempre, omitir su paso por el mundo, fingir que nunca sucedieron, por tal es mejor no mencionarlas, como si al callarlas se las llevara la desmemoria para siempre jamás.
 Aunque mis tristes ojos nada se le escapa, es por eso que yo también me rio... Es que me causa mucha gracia, y náuseas, gracias...  Me rio, me río mucho, je, me rio, ja, jua, disimulo, porque me estoy riendo, disimulo en la risa estos tétricos fonemas, estas palabras sin gravedad, que se elevan y desaparecen en la conciencia de lo infinito. Y mis certezas desaparecen con ellas, esquivando toda realidad, pero me rio, je, peco de hacer de todo sutilezas y nada muy elocuente. No decirlo será mi poder, guardarlo para mí sola será mi poder, saber que me ampara en el pecado, y que no hice más que lo justo siempre; porque los otros también caen, los otros también yerran, que quiénes son los otros? Todos. Todos menos yo. Y tal es mi poder que en lo unánime de estos dichos no pierdo ni una gota de sudor, ni un rayo leve que atestigüe que  aún sigo con vida, porque el mejor poder es el que no se utiliza, el que muere en uno y por uno. Porque la verdad duele, porque la verdad es un arma de doble filo, lastima cuando entra y lastima cuando sale. Y no seré yo la voz herida por decir aquello, muero con el poder de los astros en mi piel. Y no duerma nadie tranquilo no, porque yo sé de sus desaires, pecados y lacras. Yo vi esa confusión mental que los hizo errar, que los trasladó a un pasado ignoto y siempre tan bien querido. Conozco esas debilidades, esas mínimas fallas que pasan inadvertidas, imperceptibles casi para los demás, pero en cambio yo... en cambio yo las conozco muy bien a esas manchas, las conozco porque son mías también, porque dudo, porque sueño con lo que no debo, porque recuerdo, porque añoro, porque pienso En con cariño, porque abrazo la esperanza de la revancha, porque mi lesa humanidad me quiere arrastrar siempre hacia la tempestad, porque hay cosas que todavía (todavía y por siempre jamás) hacen eco en mí, porque las arrastro sumisamente hasta el final de mi tiempo; porque llevo marcas a fuego en la piel, porque no pierdo las debilidades, porque no me canso de las despedidas alternativas, porque me gusta irme pero siempre con un pie adentro o una puerta apenas abierta, porque me embarga la desolación cuando me olvido de todo y vuelvo una vez más a caer en mis huellas ya andadas. Porque soy de carne, porque soy medio loca, medio poeta, porque soy una inquisidora de la verdad (la busco y luego la desbarato), porque soy una andadora del camino. Porque me cuesta pero no me pierdo, porque yo lo sé, lo sé porque lo veo, aprendí a ver más allá de las palabras y las certezas. Porque para mis poemas escudriño mi corazón, y así  aprendí a escudriñar también el ajeno, a ver las claves, a estar allí donde nadie está, a respirar profundo hasta que se me agoten los pulmones de tanto oler señales. Porque me rio (o río), jeje, porque no soy tonta, porque me hago la distraída... Única manera de no perder los estribos y matar, única manera de tener poder, única manera de consentirme en el error. Vuelvo a decir: nada pregunten, porque seas quien seas lector, sabrás a qué me refiero.
Y nadie diga, no, que lo siente, porque yo lo siento mucho más.

Gisela.


(Escrito en algún momento del 2008, sin perder su valor)

1 comentario:

  1. Me asombras con lo que escribis, hay tanta sangre (queriendo decir que hay vida, muerte, bronca, innumerables etcs) y tanta verdad...

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