C'est la vie

Vivir en comunidad cual hippie de los años sesenta, crear una máquina para hacer que toda la gente sea buena, sonreír sólo porque es gratis, tragarme lágrimas y sueños frustrados. Armar cositas lindas para regalarlas porque sí, cocinar hasta las tres de la mañana, dar abrazos a los desconocidos e intentar agradar siempre. No! Me niego.

Más bien prefiero ser yo. Genuinamente. Si te gusta bien, sino PUERTA.

Salir con palos para defender lo que considero que me corresponde, romper vasos para destruir con ellos toda mi maldad, embriagarme de palabras dichas, sacarme la careta y gritar: esto es una mierda. Bailar en plena noche sobre una avenida y que venga ya alguien a detenerme, boicotear planes que no me convienen, hacer la guerra con el mismo ímpetu que hago el amor.

Saltar al vacío sin paracaídas, tomarme un litro de vodka barato y vomitarle a la noche. Cantar canciones de amores fracasados a viva voz, sumarle a mis derrotas, que son muchas, una más. Salir a la calle a pregonar mi tristeza limpia y pura, emocionarme con clichés cinematográficos, escupir palabras agrias en un ataque de verborragia y sincericidio. Matar a los grillos por más que digan que traen suerte (yo por un cigarrillo también), desahogarme en una plaza llorando las mil cuarenta, sentarme ebria de dolor y magullarme las arterias con sabia parsimonia.

Se encuentra en mí, latente pero vigoroso, el más alto afán de libertad. Ya no le temo a la soledad, pero me sigue atemorizando la oscuridad. No le temo a la muerte, pero aún le temo a la vida. No me puedo quitar de encima todo lo vivido, pero puedo mandar al diablo todo lo que ya no quiero. Me cuesta dar el salto, pero ni un paso atrás daré en pos de mis sueños. Daré batalla hasta el final, resistiré aun en la sombras, me mantendré firme y enhiesta, y aunque sangre y duela, aunque me tiemble la voz, aunque me lloren a mares los ojos, aunque me pierdan y me destrocen, nadie me hará retroceder. Hasta aquí llegué y aquí me quedo, pienso adelantar mas nunca volver atrás.