Toqué mi fondo. Lloré océanos. Navegué por lo más lúgubre de
mi alma. Maldije la vida. Deseé la muerte. Injurié contra el mundo. No me
reprimí nada. Pero así, y sólo así, pude salir a flote. Sé que no va a ser
fácil, sé que no va a ser rápido. Y me muero de miedo. Pero allá voy.
Morí, pero fue necesario para resurgir de mis propias
cenizas. Para ser más yo, para ser una versión mejorada de mí misma. Ya no
tengo rencor, la tristeza de a poco se va yendo. El muro, de a poco, va
cayendo. Todavía quedan pedacitos de mí regados por ahí. Pero sé que voy a
estar bien. Y esta vez es mi corazón, sanado, quién me lo dice. Lo que no mata
fortalece; así dicen, y creo que es cierto. Tengo que tener paciencia y fe en
mí misma. La felicidad no crece de los árboles, hay que construirla día a día.
Me liberé de mi propia estupidez. Me quité la venda de los ojos. Me descubrí un
día, de pie frente al espejo, con los ojos hinchados, me vi de cuerpo entero, y
entendí, que esta carne vale la pena. Que allá afuera sí hay quien la merezca.
Lo entendí todo. Fue muy duro, lo juro. Pero ahora me descubrí como mujer,
comprendí de lo mucho que soy capaz.
Por último sólo me queda agradecer. A mis amigas, por estar,
por bancarme, por querer secar mis lágrimas, por ponerme los pies sobre esta
tierra. A mis padres, por sus consejos, por soportarme en carne viva. A esas
personas que se acercaron a mí sólo para escucharme, entretenerme, darme una
palabra de aliento (me sorprendió saber cuánta gente había). A mis lectores con
sus hermosos comentarios. Y a alguien, cuyo nombre me reservo, que me hizo
sentir bien, como hace tanto tiempo no me sentía. Ya caen las hojas del otoño,
y aunque vaya a ser duro, acá hay una mujer de pie. Viva. A conciencia.
Feliz, esperanzada, de pie, plantada firme sobre la tierra que piso. Haciéndome a cada momento. Decidiendo cada día que quiero para mis días. Pedirle más a la vida sería de llena. Por primera vez me siento segura y fuerte. Y después de mucho tiempo de dejé de vivir la vida como un tango, llena de nostalgia. Ahora celebro lo que tuve, aunque ya no lo tenga, lo celebro por haberlo disfrutado; celebro lo que tengo, porque está vigente y adoro tenerlo. Celebro pasar por los lugares en dónde amé la vida, celebro cada día que me levanto. Celebro esta versión mejorada de mí.
Sean todos muy bienvenidos a mi nueva vida...
te felicito y me alegro montones por ti, cuesta salir de la mierda, dejar de llorar por todo incluso por todo aquello que nunca sería, valorarse, debiera ser algo tan fácil algo natural y por Dios que nos cuesta... y tienes toda la razón afuera hay alguien que nos valora y nos ama con un corazón m+as puro...
ResponderEliminarsigue adelante, nos estamos leyendo
Muchas gracias! Y sí, aunque se tarde, en algún momento deberá llegar esa persona. El tema es no impacientar!
EliminarCuando resurgimos de las cenizas nos hacemos más fuertes y menos vulnerables. Hemos vivido experiencias que nos dolieron, pero, ahora, son vivencias que nos dan energía y vitamina. La vida hay que aprovecharla, porque la existencia es única y dificil de conseguir.
ResponderEliminarMe encanta esta versión mejorada de ti ¡Así me gusta!
Un abrazo, Gisela.
Gracias!!!! Y sí, creo que al final la única manera a veces de resurgir es morir un poco antes. Doloroso pero necesario...
EliminarQue sigas celebrando y los dias sean cada vez mas resplandecientes para ti, hay que seguir adelante y hacerlo con la frente en alto!
ResponderEliminarSaludos a la nueva Tu ^^
La nueva yo te agradece!!
Eliminar"esta carne vale la pena...ahí afuera sí hay quien la merezca": vale la pena A PESAR de que alguien la merezca más. Valdría la pena aún si nadie la mereciera. Uno (carne y mente) no puede supeditar su propia valía a lo que otras personas opinen o deseen. En ese y otros párrafos tuyos me parece que hay un dejo de revancha. Estás siendo genuina al intentar superar este trance o puede ser que tácitamente fantasees con esa persona idealizada leyendote y escarmentado? Yo creo que la vida pasa muy rápido y uno debería tratar de prescindir de tanto reconocimiento externo. Besos.
ResponderEliminarEstoy siendo genuina, creo que por primera vez en mi vida. No hay revancha, aunque reconozco que tenés toda la razón al decir que nuestra valía es por sí misma y no gracias a otros, con la excepción que esos otros son quienes nos devuelven la mirada.
EliminarPara iniciar una nueva vida dos cosas son imprescindibles, raíces y alas (es mi criterio)
ResponderEliminarAbrazos envolventes Gisele.
Muy cierto! Gracias nuevamente por pasar por acá!
Eliminar