"Llegó la muerte un día y arrasó con todo,
todo, todo un vendaval
y fue un fuerte vendaval..."
Tumbas de la gloria- Fito Paez.
La vi acariciándole la frente fría,
Por sus mejillas corrían lágrimas dulces,
Saladas, cargadas de la emoción que dejan los años.
Le acariciaba las manos juntas,
Suave y tiernamente,
Con devoción de madre, con cariño de amiga,
Con fe de adepto.
Le susurraba al oído las palabras más tristes
Que alguien pueda oír.
Le pedía perdón por las tantas ofensas,
Incluso las que fueron sin querer,
Le decía que le quería, que le había extrañado
Durante tanto tiempo
Pero que no tuvo el coraje de acercarse,
Que el tiempo, las ocupaciones,
Los orgullos baratos, que las distancias…
Le habló de todas esas cosas que ya no haría,
Le murmuró un gracias por los momentos compartidos,
Acaso por la existencia misma.
Tocó levemente sus cabellos,
Con sumo cuidado, como pidiéndole permiso
A cada pelo por atravesarlo
Con la yema de sus dedos calientes.
Le habló despacio para que nadie más la oyera,
Le cantó una cancioncita de cuna
Como para que se durmiera en paz.
Le rozó los labios con la punta del índice
Se estremeció al sentir lo helados que estaban.
Lloró, tragando saliva, intentando no gritar,
Conteniendo todas esas ganas de abrazarle
Que ahora se le venían encima
Junto al peso de tantos años malgastados.
Le dijo Adiós, sabiendo que era para siempre,
La impotencia le hizo tener que tapar un alarido
Que le venía de las entrañas mismas.
Le dijo Adiós y fue lo último que le dedicó.
Se dio cuenta que al cajón ya nada le importa.
Se dio cuenta de que era demasiado tarde
Y que no hay nada peor que demasiado tarde.
17/12/14.
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