lunes, 13 de octubre de 2014

Ácido dulce


  Te quiero
Como se quiere a ciertas cosas:
Ambigua, silenciosa y susceptiblemente.
De una manera táctil
Y abrumadoramente sutil.
Y mi querer es como un gorrión en pleno vuelo,
Es loco y salvaje,
Sin llamarte la atención, imperceptible;
Que crece de los momentos, floral;
Sin llegar a ser jamás, no nacido
Y abiertamente inexistente.
Pero bravo como el mar,
Incierto como una mínima partícula de polvo.
Y este querer,
Querer y poseer, pero sin tomar,
Mezcla de confusión y algarabías.
Es una orgía estrecha,
Donde se funden músculos sin nombre,
Arterias llenas de vigor
Y anatemas que rugen
En cuyas entrañas anónimas
Alguna vez me perdí.
 Este querer sin fervor,
Pero constantemente a través de los días,
Este querer que se pierde en gallardía
Y en buenos modales que alguna vez olvidé.
Patrón enceguecedor
De muchas pasiones
Pero sin calor
Pero con nostalgias de algún ayer
Que se hizo invierno de repente en mi piel.
 Este querer mío
Que enjaula tristes ansias
Que se consumieron en otro tiempo
En la vigilia de lo que nunca llegó.
Es un sin razón,
Un esporádico juego de tinieblas
En el que dar y recibir
Se pierde para siempre
En tantos milagros deshechos.
 Este querer
Que me lo infundí en le cuerpo
Sin que llegara jamás
A atravesar mi pecho,
Para que no pudiera lastimar al corazón,
Corazón cerrado y espinoso ya.
 Este querer en el que sueño
Porque, quizá,
Logre hacer pie
Y llegue a quererlo
Como querer que es
Y no como oprobio
Que malgasta mis días
Y me aja las horas.
 Y así te quiero,
Llenándome de luz y de vigor,
Pero resplandeciendo
En el abismo mismo
De lo que no puedo tolerar.
 Y así te quiero:
Meditando las soluciones,
Escrudiñando  las salidas
Para no llegar tarde
A encontrarme con aquello que perdí

Pero que aún lo sueño en cada sueño de amor.


S/F.


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