Nos despedazamos durante tanto tiempo,
Jugando a quién dañaba más,
Nos molimos a golpes metafóricos,
Nos dirigimos las peores palabras,
Disparamos directo al corazón y con saña,
Con la saña propia de alguien que sabe
Demasiado de ti y de tus miserias.
Nos apostrofamos con las más llanas
Alocuciones sin sentido.
Nos herimos de muerte
Para luego ampararnos en la agonía,
Nos exigimos deleites
Que no eran propios de este mundo.
Nos llenamos de llagas
Y así caminamos por nuestras dudas.
Masticamos odios y palabras por decir,
Desayunamos rencores e historias tristes.
Nos mofamos de nuestros dolores
Nos arrancamos el pellejo
Para luego acariciarlo dulcemente.
Nos mentimos tristezas,
Nos delatamos culpables
Pero volvimos a pecar
Una y otra, y otra vez.
Y tuvimos a nuestros pies
Un encanto de amor,
Que también contenía poesías
Y un futuro eterno por construir.
Un amor a prueba de balas
Hasta que disparaste tú
Y entonces todo se vino abajo
Y el blindado de mi sentir
Se cayó roto al suelo
Como algo que ya no volvería a ser.
Y por más que nuestra piel
Se pueda reconocer a años luz,
Por más que nos juramos
Aquello que no nos pertenecía:
El tiempo de vida.
Por más que lo intentáramos
Tantas veces,
Este amor tuvo que perecer.
No te preocupes,
Tras tanta agonía su muerte
Sólo trajo calma,
Era muy triste verlo sufrir y retorcerse
De tantos dolores.
Cual un moribundo
Que sólo espera el fin
Para salvarse del sufrimiento.
Lo mataste tú
De una breve estocada
A su punto más débil,
Pero no te culpo
Siempre creí en la eutanasia
De lo que ya está condenado.
Finalmente nos vencieron nuestros ideales,
Perseguimos como ciegos
Algo que realmente no existía
Y aunque quisiéramos recrearlo
No tenía entidad en realidad.
Ya nos dedicamos demasiadas lágrimas
Demasiado desaliento,
Demasiado tiempo,
Demasiada energía en vano.
Nos dimos ya todo lo bueno
Y todo lo malo
Que dos personas puedan darse.
Y yo que creí que iba a ser eterno,
Jugué a ser dios juzgando algo
Que pertenece al tiempo.
No más el mar juntos,
No más los cerros,
No más la pereza del domingo,
No más el vino dulce,
No más el calor del fuego,
No más el alimento compartido,
No más los besos ni el calor de la cama.
No más abrazos, no más la simetría perfecta
De como encajaba tu cuerpo con el mío.
No más el recuerdo en común,
No más fotografías para nosotros.
No más la tv encendida
Aplacando nuestros silencios,
No más la cobardía
De huir ante la pelea,
No más los escombros inauditos
De tantas nefastas ausencias,
No más los insultos disfrazados,
No más los eufemismos para nombrarnos,
No más el temor a la violencia,
No más el grito ni la ofensa,
No más la ardua espera de lo que nunca sería,
No más los misiles apuntando a nuestras cabezas,
No más mentiras ni ocultamientos,
No más desprecios ni miserias.
Ya nos hicimos todo el daño, demasiado daño.
Ya nos matamos tantos
Que debimos morirnos.
Nuestro amor se convirtió
En una carga tan insoportable
Que tuvimos que liberarnos,
Ya a la fuerza, ya sin armas.
Perdimos.
S/F.
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