Nadie te invitó a aquella gran fiesta,
De gala y ornamento se vistió la razón.
Ese tren triste cruzando el averno,
Esa mirada furtiva en algún bar de mala muerte.
Aquel frío invierno,
Con sus tapizados anaranjados,
Con sus estufas prendidas a fuego fuerte,
Con sus gritos extinguidos
En encuentros casuales,
Con el desgano y la lágrima,
Con la dicha y la nostalgia,
Con el recuerdo y el futuro.
Con sus minutos ambiguos y sus deseos
De quien no procura el progreso.
Y más risas, y más demonios,
Y más mentiras y más fuego.
Esa música sonando fuerte
Y esa escalada hacia la nada.
Y más tiempo que el destiempo.
No faltó nadie al escaparate
Para desmentir las deshoras.
No, no estuve aquel tiempo
Más abajo el silencio,
Más abajo el destierro.
Pero nadie claudicó y todos fueron felices
Y el tiempo dio sus ansiados frutos,
Y nadie salió demasiado herido.
Pero es la nostalgia que invade
Campos y tierras vírgenes aún,
Es la melancolía de este nuevo frío,
De esta herida mal cosida,
De toda esa mierda
Que dicen los rostros cuando se callan.
Y esas manos empolvadas
Que dieron fin a
tantas epopeyas.
Y esas palabras hirientes
Que jamás se olvidaron
Por más que pase el olvido.
Y esas cartas que todavía
Cantan verdades mal oxidadas.
Y no hay nada más furtivo
Que lo que no estaba destinado a suceder.
Y esos tontos siempre mintiendo
-ocultando! perdón, mi Señor.-
No hay nada más abajo del cemento,
Pero no busquen en estos sesos
Lo que el denuedo ya mató.
Fui a la guerra con toda mi artillería
Y debo decir, no maté, y tampoco morí.
Y me llevé a mis refugios
La poesía de cientos
(cientos, miles, mi Señor)
De seres invictos
Que di alojo en lo mundano de mi pecho.
Cantaban jilgueros
Y cantaban chisporroteando alegrías
Cual mendigo que no sabe
Cuál puta puerta tocar.
No, ya no hay más miedo, mi Señor,
Mas no pregunte aquí
Por la dignidad perdida,
Me la bebo y brindo en su honor, Señor.
Y aquel último tren
Supo esperar en el andén
A que subiera la temperatura
Y soplaran los vientos
Trayendo el buen cambio.
Por usted me bebo esta copa, Señor.
Salud a usted y a su hambre,
A usted y a su basura.
A usted y al tiempo que no vivimos.
Ya nunca, más nunca, jamás.
14/05/14..
cuando mires las estrellas acuerdate de mi
ResponderEliminaren cada una de ellas hay un beso para ti
marcelo
Como cuando el silencio es posible
ResponderEliminary las palabras empiezan a temblar.
gise eres una magnifica escritora tienes mucho talento un beso marcelo
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