Un buen público elegí hoy,
Qué quieren qué
les diga?
Quieren, acaso, que les muestre
Mis sanguinolentas tripas?
Quieren verme llorar por los rincones
Como alma en pena
Abandonada al peor de los designios?
Quieren ver mis manos vacías
Pero aún calientes?
No! Eso jamás será.
Me he impuesto como regla
Una sonrisa, aun cínica, aun fingida.
Pero de tanto en tanto,
Estallo en carcajadas.
Y cuando todos miran
Yo ya no miro.
No me alcanza el vasto mundo
Para depositar mi mirada soñadora
Que ya no espera nada.
Me caeré algún día
Pero ustedes no estarán allí.
Y cantaré las canciones
Más reaccionarias de la historia
Y estudiaré poemas revolucionarios,
Y andaré por los mismos sitios
En donde alguna vez dejé mi huella
Y alguna que otra sonrisa en ellos.
Y será todo igual, como siempre,
Como nunca fue en realidad.
Porque, mis queridos, la vida real es esto.
Esta mesa, este teclado,
Este cigarrillo cuyo humo mando a mis pulmones.
La vida real es esto y no el recuerdo
Y no el lejano futuro
Incluso con lo que se tiene de vivido.
Es este presente suplicante,
Es este daño permanente y firme,
Digno, absoluto, imperante.
Es esta matanza porque sí,
Este tiro directo a mi sistema nervioso central.
Son estas heridas que aún supuran.
Es el veneno que mata
A quien lo recibe y a quien lo ofrece.
Este momento que me convoca
Y me hace la reina de todos los palacios.
Lo fatal ya sucedió
Y nadie se murió.
No, no me verán agonizando.
Estos muertos están de pie,
Gozan de la mejor de las suertes.
Amparan en sus pechos
Las glorias que sólo reserva el tiempo.
Morbosos han sido
Pero no, conmigo no,
No esta vez ni ninguna otra vez.
Que lloren los asesinos,
Los ladrones de almas,
Que se revuelquen en su hediondo lodo
Los cagones, los tarados, los sin cerebro;
Y más aún, los sin corazón.
Que se queden con las manos vacías
Los que nada ofrecieron
Y se hartaron de recibir.
Que se corte, ahora y para siempre,
El hilo que los sostiene
A su mediocre existencia.
Estaré de luto, no lo negaré,
Pero prefiero una muerte digna
Al calvario de la idiotez.
El orgullo no canta canciones cuna,
El egoísmo no acompaña a ver la luna,
El cínico silencio ¡nunca!
Ha sabido decir lo que en el pecho está.
Que suenen las alarmas,
Que suenen todos los timbres,
Que se prendan los
televisores
De todos los hogares,
Aquí estamos nosotros,
Los rotos, los vulnerables por elección propia,
Los no muertos, los vivos,
Las putas y los santos,
Los que queremos vivir,
Ya sin miedos, ya sin pruebas,
Ya sin testigos, ya sin presunciones,
Ya sin mapas ni brújulas,
Los que estamos orgullosos de decir
De sentir de pensar,
De actuar siempre en consecuencia.
Los que no nos escondemos
En nuestra propia mierda retorcida.
Los aún ilusos,
Los que somos capaces de tomar
El maldito teléfono
A las tres de la mañana
Reclamando el sueño feliz,
La mano que socorre.
Nosotros somos los de la fuerza,
Los del poder, los que tenemos agallas
Y no nos molesta ir hasta el fondo,
Porque al fondo lo conocemos bien,
Y porque cuando queremos algo
Nada nos doblega.
Nosotros no llamaremos ni a papi ni a mami
Pidiéndole auxilio,
No marcaremos el número de emergencia
A menos que haga falta.
Somos los del coraje,
Los de la tenacidad,
Somos los de los brazos fuertes
De tanto remar
Contra cualquier corriente,
Somos los aventureros,
Los locos, los pasionales,
Los guerreros, los utópicos.
No nos interesa su teoría de manual,
Sus tiempos clasificados,
Sus pros y sus contras,
No queremos acá sus balanzas
Ni sus relojes,
No hagan mediciones, ni cálculos,
Estadísticas ni sondeos.
Somos lo que somos
Porque nos lo hemos ganado
Batallando cuerpo a cuerpo
Con nuestros propios demonios y miserias.
No somos odio,
Somos carne viva
Deseosa de andar y resurgir.
Si ustedes no nos acompañan
Entonces no jodan.
Este será nuestro mundo,
Porque el mundo nunca fue ni será
De aquellos que no tienen el valor suficiente
Para vivir.
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