Soy de la noche,
Le pertenezco a las estrellas.
La luna guía mis fines y confines,
Duermo taciturna bajo su ala protectora.
Soy de asfalto y estaño,
Mezcla de arrabal y lupanar.
Tengo libros en mis estantes,
Tengo una balanza que ya no funciona,
Tengo miedo a dormir en el momento equivocado.
No tengo recuerdos agradables de la infancia,
Decidí matarlos todos
Una buena tarde de primavera,
Y seguí siendo yo,
Más yo de lo que jamás había sido.
No tengo temor del porvenir,
El pasado me parece de lo más natural,
Pero no logro la comprensión.
Siempre estoy a medio camino
De un lugar al que no quiero llegar,
Desconozco a qué sitio quisiera hacerlo,
Soy materia oscura,
Soy solo un rejunte enrevesado de átomos.
No pido la cima alcanzar,
No pido más que aspirar lo que me venga en gana.
Llevo maletas muy pesadas,
Pienso arrojarlas a todas ellas a la mar.
Soy del fruto que nadie debiera morder
La manzana prohibida,
La quimera que no llega a ningún sitio,
La marca en la frente de Caín,
Maté acaso al hermano,
Al hijo y al padre también.
Soy la víbora de tintineante lengua.
Habito en algún sitio del cosmos,
Batallo entre galaxias inconexas
Y capitulo luego de cada jornada.
Vivo porque trago aire,
Pero siempre deseo algo más:
Llegar a mi hogar.
Acaso lo que siempre quise.
Allí donde estarán mis sueños tendidos en la mesa,
Allí donde estará el ara desgraciada
En donde sacrificaré la última nota,
La última letra no protestada.
Mis verdes, mis momentos íntimos,
Mi silencio taciturno
Ante la ventana empapada de lluvia de inverno.
Soy la noche y el fulgor póstumo del ocaso,
Soy la languidez de un bar de copas,
Soy la copa rota, el vino derramado,
Soy la colilla aún encendida,
Soy la despedida pegada en los labios.
Soy las polillas y la mecedora inutilizada.
Soy el olvido de una Patria inmensa perdida de los mapas.
Soy la brújula apuntando al Sur.
Llevo en mis brazos las marcas del dolor,
En mi pecho la cruz invertida,
En mis profundidades, llevo la cicatriz
De un estiletazo que debía ser fatal.
Tengo la duda imperante en los Hombres
Y en su tonta Humanidad.
Tengo reservado para algún tiempo
Las travesías a mares lejanos,
El heroísmo para
catapultar todas mis culpas.
Tengo un pasaje reservado a la eternidad,
Tengo de profesión poeta
Y de amante la Literatura,
Tengo la calle en mis venas
Manchadas de brea inmunda.
Tengo el recuerdo de una noche de frío
Bajo la parada de un colectivo,
Tengo la sombría urgencia de querer algo
Que ignoro el destino.
Pero de mis certezas estoy bien cierta,
A mis tempestades ya fui adiestrada.
Sólo pido salvaguardar, con mi honor,
El crucial momento en que baja el sol.
Soy de la noche,
A ella le pertenezco.
Es mi maldito ecosistema,
Cuando me salgo algo me falta,
En ningún otro sitio estaré a salvo,
No quiero ser siempre la pieza que no encaja,
El sueño no soñado por quienes debieron hacerlo.
No me definan,
Soy un ser inconcluso
Que requiere el estío, del veneno y la oscuridad
Para poder ser. Ser auténtica.
Título: "El final es donde partí", La Renga.
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